Memorias perdidas by Francisco Javier Gómez Espelosín

Memorias perdidas by Francisco Javier Gómez Espelosín

autor:Francisco Javier Gómez Espelosín
La lengua: spa
Format: epub
editor: Akal S. A.
publicado: 2013-03-25T00:00:00+00:00


La implicación de los mercenarios griegos en la vida egipcia fue mucho más allá de su simple actuación en el terreno militar, a juzgar por una serie de importantes testimonios que abogan a favor del desempeño, por parte de algunos de estos griegos, de cargos destacados que les pusieron en estrecho contacto tanto con los poderosos medios sacerdotales, que constituían uno de los ejes articuladores de la vida en el país, como con el resto de la población egipcia, especialmente por parte de aquellos que vivían fuera de Náucratis, lo que les permitió un cierto grado de integración en su forma de vida [98]. Uno de los testimonios más elocuentes en este terreno es la estatua hallada en las cercanías de Priene, ofrendada por un tal Pedón, originario al parecer de esta ciudad, en la que el interesado pone de manifiesto los beneficios que obtuvo del faraón durante su estancia en Egipto, como un brazalete de oro y el gobierno de una ciudad como premios por su valor y su excelencia. A pesar de que la inscripción de la estatua está redactada en griego, el oferente se hizo representar a la manera egipcia y aparece así vestido solo con un taparrabos y con el torso desnudo, y realizó la ofrenda también dentro de la tradición egipcia para asegurarse la salud y prosperidad tratando de establecer su familiaridad con el dios mediante la colocación de la efigie en su santuario [99]. Como ha señalado Jean-Marie Bertrand, el monumento en sí constituye un elocuente testimonio de la poderosa seducción que la civilización egipcia ejerció sobre los primeros griegos que pisaron el país de forma más o menos estable [100].

Otro testimonio elocuente del alto grado de implicación de los griegos en la vida egipcia es el papiro procedente de Hermópolis, redactado en demótico y datado a comienzos del siglo vi a.C., en el que aparece mencionada la petición de un sacerdote de Thoth, dirigida a un oficial griego llamado Aristón, gobernante de un distrito, para que prestara asistencia a un grupo de sacerdotes que portaban consigo un Ibis sagrado muerto para su enterramiento en el Fayum [101].

La presencia de mercenarios griegos en las filas egipcias continuó durante el reinado de los sucesores de Psamético I. Conocemos así su posible participación en la campaña que Necao II llevó a cabo en Siria-Palestina durante los últimos años del siglo vii a.C., en un intento de frenar la creciente amenaza babilonia que culminaría con su derrota final en Carquemish en el 605 a.C. Las excavaciones de Leonard Woolley en esta última localidad sacaron a la luz dos objetos aparentemente griegos como una greba y un escudo que Boardman consideraba de elaboración griega y databa a mediados de siglo o en un tiempo poco posterior. Ambas piezas podrían haber pertenecido a mercenarios griegos que luchaban del lado egipcio, dado que el escudo en cuestión fue encontrado en un edificio acompañado de numerosos objetos egipcios, algunos de los cuales portaban el cartucho identificativo del propio faraón [102]. Sabemos



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